Por: Gustavo Mejía
Al ver la niebla,
Al ver hacia dentro de la penumbra,
Al ver que no hay más allá de tus ojos.
Al ver que tus ojos ya no son mis ojos,
Al ver la lluvia que cae.
La lluvia que dice tu nombre,
La lluvia que se lleva tus ojos,
La lluvia que se lleva mi vida hacia la niebla.
La niebla que no permite que me acerque,
Esa niebla de kilómetros y kilómetros de inmensa soledad.
Esa soledad que es como la lluvia,
Como esa lluvia terca, incisiva,
Que arrastra mi vida hacia tus ojos.
Tus ojos que están nublados para mí,
Esa misma niebla de la distancia.
Esa misma niebla que me lleva al abismo de tu olvido,
Ese mismo olvido que me lleva a la luz,
A la misma luz de una vida sin tus ojos,
Y sin la misma niebla,
Y sin la misma lluvia.
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