Por: Gustavo Mejía
Recuerdo cuando te vi por vez primera,
Tan abundante, tan llena de vida, tan llena de risas,
Fue tan buena la impresión que dejaste en mi alma
Que decidí quedarme para ver como eras.
Recuerdo cuando movías los hilos de tu propia existencia,
Movías esos hilos en interminables giros,
Para tejer las telas de tu propio destino
Cual Aracné magnífica e impávida.
Recuerdo tus abundancias,
Los ríos de tinta, color y sal
Que vertías sobre las telas de tu destino y
Convertías la palidez en color, la tristeza en alegría.
Recuerdo cuando convertías los hilos y el color
En las telas para el alma,
Esas telas que cortabas con diestras navajas
Hasta transformarlas en piezas espléndidas de tu propio arte.
Y ahora te veo tan delgada,
Ya no hilas como antes, ya no tejes como antes,
Y ya se han secado los ríos de sal y color
Y las diestras navajas se han detenido.
Ahora que yo me he ido y te veo de lejos,
Ahora que no eres quien yo conocía,
Pienso en ti y en tus multitudes,
Y te recuerdo de nuevo en tus abundancias.
Te imagino de nuevo, te sueño otra vez,
Abundante, alegre y tejiendo como siempre.
Tejiendo esos hilos de tu destino, poniéndole color a la sal.
Y cortando otra vez con tus afiladas navajas.
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2 comments:
Definitivamente, tiene un vasto talento para la poesía. Espero que siga deleitándonos con esas frases y palabras tan profundas que nos tocan el alma. Gracias por compartirlo con nosotros
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