Por: KarenTdeTodo
Al verte por primera vez
Mi existencia se iluminó por completo
Y en ese instante mágico, comprendí
Que eras el amor de mi vida.
Esa mirada ausente, esos ojos profundos
Y la sensación de no poder alcanzarte
Ni siquiera de tocarte, llenaron mi vida
Llenaron el vacío intenso que por años me ha castigado.
Distante e inmenso es el recuerdo de aquel día
Inmensa y profunda es la sensación de no poder tenerte
De no poder tocarte
Y sentir que eras tu, siempre tu
El que me hizo sentir viva
El que hizo desnudar mi alma triste.
Ese, ese instante mágico de mi ardiente calma
Ese instante en que me perdí en tus ojos ausentes,
En que mis ojos vieron a través de tus ojos
Ese instante en que contemplé tu mirada extasiada.
En ese preciso instante, sentí... Morir sin Morir
Saturday, March 28, 2009
Thursday, March 26, 2009
Evento de Poesia
El periódico The State News ha publicado en su página web un documento multimedia del evento "Listening Poet" en el cual nuestro amigo Fredy Rodríguez lee una de sus poesías: "Entre la montaña y yo".
El artículo está en inglés, pero el audio del poema está en el español original. Mientras se escucha la lectura se muestra una fotocomposición con imágenes de Copán Ruinas (tomadas por el propio Fredy) y otras de Angeli Wright, quien produjo el documento multimedia.
¡Bravo Fredy!
¡Arriba la prosa hermano!!
El artículo está en inglés, pero el audio del poema está en el español original. Mientras se escucha la lectura se muestra una fotocomposición con imágenes de Copán Ruinas (tomadas por el propio Fredy) y otras de Angeli Wright, quien produjo el documento multimedia.
¡Bravo Fredy!
¡Arriba la prosa hermano!!
El hilo, la sal y la navaja
Por: Gustavo Mejía
Recuerdo cuando te vi por vez primera,
Tan abundante, tan llena de vida, tan llena de risas,
Fue tan buena la impresión que dejaste en mi alma
Que decidí quedarme para ver como eras.
Recuerdo cuando movías los hilos de tu propia existencia,
Movías esos hilos en interminables giros,
Para tejer las telas de tu propio destino
Cual Aracné magnífica e impávida.
Recuerdo tus abundancias,
Los ríos de tinta, color y sal
Que vertías sobre las telas de tu destino y
Convertías la palidez en color, la tristeza en alegría.
Recuerdo cuando convertías los hilos y el color
En las telas para el alma,
Esas telas que cortabas con diestras navajas
Hasta transformarlas en piezas espléndidas de tu propio arte.
Y ahora te veo tan delgada,
Ya no hilas como antes, ya no tejes como antes,
Y ya se han secado los ríos de sal y color
Y las diestras navajas se han detenido.
Ahora que yo me he ido y te veo de lejos,
Ahora que no eres quien yo conocía,
Pienso en ti y en tus multitudes,
Y te recuerdo de nuevo en tus abundancias.
Te imagino de nuevo, te sueño otra vez,
Abundante, alegre y tejiendo como siempre.
Tejiendo esos hilos de tu destino, poniéndole color a la sal.
Y cortando otra vez con tus afiladas navajas.
Recuerdo cuando te vi por vez primera,
Tan abundante, tan llena de vida, tan llena de risas,
Fue tan buena la impresión que dejaste en mi alma
Que decidí quedarme para ver como eras.
Recuerdo cuando movías los hilos de tu propia existencia,
Movías esos hilos en interminables giros,
Para tejer las telas de tu propio destino
Cual Aracné magnífica e impávida.
Recuerdo tus abundancias,
Los ríos de tinta, color y sal
Que vertías sobre las telas de tu destino y
Convertías la palidez en color, la tristeza en alegría.
Recuerdo cuando convertías los hilos y el color
En las telas para el alma,
Esas telas que cortabas con diestras navajas
Hasta transformarlas en piezas espléndidas de tu propio arte.
Y ahora te veo tan delgada,
Ya no hilas como antes, ya no tejes como antes,
Y ya se han secado los ríos de sal y color
Y las diestras navajas se han detenido.
Ahora que yo me he ido y te veo de lejos,
Ahora que no eres quien yo conocía,
Pienso en ti y en tus multitudes,
Y te recuerdo de nuevo en tus abundancias.
Te imagino de nuevo, te sueño otra vez,
Abundante, alegre y tejiendo como siempre.
Tejiendo esos hilos de tu destino, poniéndole color a la sal.
Y cortando otra vez con tus afiladas navajas.
Tuesday, March 17, 2009
Ojos de lluvia
Por: Gustavo Mejía
Al ver la niebla,
Al ver hacia dentro de la penumbra,
Al ver que no hay más allá de tus ojos.
Al ver que tus ojos ya no son mis ojos,
Al ver la lluvia que cae.
La lluvia que dice tu nombre,
La lluvia que se lleva tus ojos,
La lluvia que se lleva mi vida hacia la niebla.
La niebla que no permite que me acerque,
Esa niebla de kilómetros y kilómetros de inmensa soledad.
Esa soledad que es como la lluvia,
Como esa lluvia terca, incisiva,
Que arrastra mi vida hacia tus ojos.
Tus ojos que están nublados para mí,
Esa misma niebla de la distancia.
Esa misma niebla que me lleva al abismo de tu olvido,
Ese mismo olvido que me lleva a la luz,
A la misma luz de una vida sin tus ojos,
Y sin la misma niebla,
Y sin la misma lluvia.
Al ver la niebla,
Al ver hacia dentro de la penumbra,
Al ver que no hay más allá de tus ojos.
Al ver que tus ojos ya no son mis ojos,
Al ver la lluvia que cae.
La lluvia que dice tu nombre,
La lluvia que se lleva tus ojos,
La lluvia que se lleva mi vida hacia la niebla.
La niebla que no permite que me acerque,
Esa niebla de kilómetros y kilómetros de inmensa soledad.
Esa soledad que es como la lluvia,
Como esa lluvia terca, incisiva,
Que arrastra mi vida hacia tus ojos.
Tus ojos que están nublados para mí,
Esa misma niebla de la distancia.
Esa misma niebla que me lleva al abismo de tu olvido,
Ese mismo olvido que me lleva a la luz,
A la misma luz de una vida sin tus ojos,
Y sin la misma niebla,
Y sin la misma lluvia.
Monday, March 16, 2009
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