Por: Gustavo Mejía
El sudor en mi frente me delata,
El insomnio es el mejor de los soplones,
Hace semanas estabas dentro de mi piel,
Ahora eres sólo el calor que me quema.
He contado ya diez mil ovejas saltando la cerca,
He reinventado la historia otras tantas veces,
Y todavía me sobra tiempo para recordar,
Que eres el calor que me quema.
Tengo surcos en mis pies,
Tengo manchas en mis párpados,
Y a pesar de todo sigues en mi piel,
Y sigues siendo el calor que me quema.
He dejado ya de contar ovejas,
He parado ya de rehacer la historia,
Sin embargo no he dejado de sentirte,
Ni has dejado de ser el calor que me quema.
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