Por: Gustavo Mejía
Bajando por la calle,
Bajo el resplandor de las luces ámbar,
Ahí te vi como todos los días,
Con tu mirada perdida,
Con tu mano extendida.
La ropa raída y la piel ennegrecida de hollín y polvo.
¿Quienes serán tus padres?
¿Quienes serán aquellos que te abandonaron?
Bajo el resplandor de las luces ámbar,
Tus ojos no me dicen nada,
Pero aún así me dicen tanto.
Y veo de nuevo tu piel ennegrecida de hollín y polvo.
Bajando por la calle,
Bajo el resplandor de las luces ámbar,
Ahí te vi como todos los días,
Con tu mirada perdida,
Con tu mano extendida.
La ropa raída y la piel ennegrecida de hollín y polvo.
¿Quienes serán tus padres?
¿Quienes serán aquellos que te abandonaron?
Bajo el resplandor de las luces ámbar,
Tus ojos no me dicen nada,
Pero aún así me dicen tanto.
Y veo de nuevo tu piel ennegrecida de hollín y polvo.
Hace dos días estabas bajo un triste árbol,
Triste el árbol y triste tú.
Vestías una camiseta nueva,
Que sin embargo no ocultaba el hollín de tu piel.
Vi tus ojos ámbar como las luces de la calle,
Y estaban mas ausentes que nunca.
Ayer pasé de nuevo y ya no estabas.
Recordé entonces tus tristes ojos ámbar,
Recordé el triste árbol donde estuviste ayer.
¿Que te habría pasado?
¿Vendrían tus padres por ti?
¿Se arrepentirían acaso de haberte abandonado?
Hoy, a pesar de que nunca supe como te llamabas,
A pesar de sólo reconocer la belleza triste de tus ojos ámbar.
Pensé que volverías a esa calle y a ese árbol.
Me equivoqué.
Aún así vi de nuevo tu piel hollinada y aquella camiseta nueva,
Impresas en una trágica foto del diario de esta mañana.
Triste el árbol y triste tú.
Vestías una camiseta nueva,
Que sin embargo no ocultaba el hollín de tu piel.
Vi tus ojos ámbar como las luces de la calle,
Y estaban mas ausentes que nunca.
Ayer pasé de nuevo y ya no estabas.
Recordé entonces tus tristes ojos ámbar,
Recordé el triste árbol donde estuviste ayer.
¿Que te habría pasado?
¿Vendrían tus padres por ti?
¿Se arrepentirían acaso de haberte abandonado?
Hoy, a pesar de que nunca supe como te llamabas,
A pesar de sólo reconocer la belleza triste de tus ojos ámbar.
Pensé que volverías a esa calle y a ese árbol.
Me equivoqué.
Aún así vi de nuevo tu piel hollinada y aquella camiseta nueva,
Impresas en una trágica foto del diario de esta mañana.
(La imagen que adorna este poema es un acrílico titulado "Luz" pintado por Isis Mejía)